Desgraciadamente, en Mallorca, el número de cuevas que han podido ser estudiadas
por los arqueólogos con un mínimo de garantía científica es
muy escaso. Existe un número enorme de cuevas artificiales en la isla, pero casi
todas nos han llegado ya expoliadas, muchas desde tiempos prehistóricos. De hecho,
son frecuentes las cuevas de origen pretalayótico que sufrieron grandes
modificaciones durante la época talayótica. También muchas han
sufrido modificaciones posteriores, a base de agrandarles la entrada y cerrándola
con muretes y puertas, para meter dentro al ganado.
De los pocos casos de excavaciones de cuevas artificiales, se sabe que se produjeron
enterramientos en cueva, al menos, desde el Bronce Antiguo (principios del segundo milenio A.C.);
que las cuevas eran de carácter colectivo; y que el rito funerario era muy variado.
Así, se han encontrado enterramientos en cuevas de caracter secundario (previa
descarnación del cadáver), de carácter primario, con ajuar,
sin él, en diversas posturas, en cueva artificial, cueva natural, etc. Dentro de
esta enorme variedad de tipos de cuevas, y centrándonos en las artificiales, se
puede distinguir entre dos grandes grupos: las del Bronce Antiguo (llamadas hasta hace
poco "pretalayóticas") y las del Bronce Final y la Edad de Hierro, que se
corresponden a la Cultura Talayótica y su evolución posterior.
Las del Bronce Antiguo son generalmente pequeñas, y de forma más o menos regular.
Existen cuevas redondas, alargadas, con cavidades adicionales (hornacinas) o sin ellas,
con o sin antecámara, estantes, bancos corridos a uno o ambos lados con o sin resaltes
separadores, trinchera o zanja, pozo y escalones de entrada, etc...
La mayoría de ellas se han ido degradando a lo largo del tiempo de modo que apenas
se pueden distinguir muchas de sus caracerísticas, pero tenemos algunos ejemplos
que permiten estudiar todos sus detalles arquitectónicos. Como ejemplo se incluye
aquí el dibujo de un hipogeo típico del Bronce Antiguo:
Cuevas Artificiales (hipogeos) de Mallorca.
Al igual que en las demás islas mediterráneas, durante la prehistoria en
Mallorca se excavaban cuevas artificiales para enterrar a los difuntos. En muchos otros
lugares se ha identificado su cronología, relacionándose a menudo con
características como la complejidad de sus formas. Pero, en nuestro caso,
considerar las cuevas simples como más antiguas que las cuevas complejas no es un
buen argumento. Hay que acompañar estas observaciones con elementos más
objetivos como el tipo de ajuar funerario, etc.
Posteriormente, en la cultura talayótica tambien se realizaron enterramientos en
cuevas artificiales, aunque la complejidad de éstas nunca alcanza la de las de la
época anterior. A menudo son de gran tamaño, sobrepasando en ocasiones los
100 metros cuadrados, y su forma es irregular, con columnas excavadas a expensas de la roca,
a veces exentas, y
muchas otras veces adosadas a las paredes, haciendo que la cueva tenga una forma irregular
con lóbulos a su alrededor. En la cueva talayótica es frecuente que se pueda
estar sobradamente de pie, mientras que las cuevas de la época anterior eran bastante bajas.
También es frecuente encontrar necrópolis, o grupos de cuevas en las que se
juntan cuevas del Bronce Antiguo con cuevas talayóticas, e incluso se pueden ver
algunas que, siendo de origen pretalayótico, fueron ampliadas posteriormente.